Llegaste a principios de Julio, te vi, me viste, nos miramos, podría parecer que conectamos desde el primer momento. Tú sonrisa me dejaba en blanco, hablamos durante horas y al fin llegó, ese beso, ese beso que hacía tiempo que no sentía, fue maravilloso. Nos tuvimos que despedir por un tiempo, pero no perdimos el contacto, deseando volvernos a ver, hasta que llegó un día, y otro y otro... Todo era genial, quizás me ilusioné demasiado, quizás pensé que todo iría más, que seriamos algo más. Estaba tan equivocado..., empecé a notarte distante, no me hablabas, sabía lo que todo eso significaba, hasta que lo supe de tus propias palabras. No querías que nos volviésemos a ver, no querías lo mismo que yo y que lo sentías, querida mía, más lo siento yo. En ese momento todo fue rabia e impotencia, luego resignación. No voy a amargarme, aceptó lo que decidiste, pero pienso que no era del todo cierto lo que pensabas, que en el fondo algo más sentías, miedo al compromiso o quizás me esté equivocando, ya no importa. Deseo tu felicidad, pero me negaste la mía, quizás nos volvamos a ver, quizás no, lo único claro es que esto ha sido la historia de lo que pudo haber surgido pero no fue llevado a cabo.
P.D. Sigo esperando a que aparezcas, estés donde estés.
